El aburrimiento de un domingo soleado pero con un frío de tres pares de cojones, hace que me venga a la memoria este pequeño reducto. Aquí vomitava lo que me venía en gana. Otro espacio más destinado al parloteo, el tecleo y el ego.
Me he propuesto recuperarlo y vomitar cuando me apetezca. Sin prisas.
Así que le aplico la reanimación cardiopulmonar, masaje cardíaco y un poco de adrenalina...
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